Director:Laurent Cantet
Guión: François Bégaudeau
Actores: François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bounaïdja Rachedi, Juliette Demaille, Dalla Doucoure,
Producción: Centre National de
Fotogafía: Pierre Milon
Duración: 128 min.
País: Francia
Año:2008
Laurent Cantet es el encargado de dirigir el híbrido entre ficción y documental que resulta ser la película
El director, de origen francés, se encontraba impartiendo unos talleres de interpretación en el instituto Dolto de París cuando conoció al profesor y escritor de el libro “Entre les murs”, François Bégaudeau.
Tras leer su historia sobre la vida dentro de una clase de instituto, Cantet lo tuvo claro, quería llevar ese relato a la pantalla, para esto se sirvió de lo que tenía a mano, alumnos, un profesor de verdad (el mismo François Bégaudeau, que además de profesor y escritor se interpreta a si mismo en la película) y un instituto real como decorado. La adaptación no se hizo de forma literal sino que el libro de Bégaudeau sirvió de comienzo para el desarrollo del film.
El resultado fue la obra maestra La clase, que ha sido galardona con, entre otros muchos premios, la palma de oro del festival de Cannes de 2008.
Rebeldía y compromiso a partes iguales
Tras la presentación una breve presentación en el aula de profesores de los nuevos miembros del claustro, el año académico comienza y eso es lo que vemos en La clase, el relato de lo que ocurre entre las cuatro paredes de un aula llena de chicos de 14 años. François es el tutor y profesor de francés, cada día tiene que enfrentarse con aproximadamente 30 chicos dispuestos a desarmarle, pero él intenta que la lucha sea mutua, no se rinde y los provoca al igual que sus alumnos hacen con él.
La indiferencia, el desdén, y el desinterés por lo que se imparte llenan el aula, a excepción de pocos casos. Esto mismo ocurre en otras clases del instituto Dolto, y vemos como los demás profesores luchan contra su impotencia por llegar a impartir sus clases e influir aunque sea algo mínimo en sus alumnos.
La película muestra una realidad que todos conocemos o al menos intuimos, la difícil vida en las aulas, para alumnos y profesores.
Sociólogo francés
Laurent Cantet cuenta con cinco largometrajes en su filmografía que empezó el año 1997 con Los sanguinarios, a partir de aquí observamos una clara tendencia del director a explorar y contar temas sociales, desde el desempleo en Recursos humanos (1999), el agresivo mundo del trabajo en El empleo del tiempo(2001), hasta el turismo sexual de Hacia el sur (2005), llegando a la educación y la vida en las aulas de La clase(2008).
Además de la elección de sus temas, todos actuales y comprometidos socialmente, encontramos que en la amplia mayoría de sus obras, la conclusión suele quedan en el aire, no se llega a ningún punto final que cierre la historia, Cantet básicamente nos plantea situaciones o relatos para hacérnoslos llegar, sin pretender aportar una moraleja o una solución/conclusión.
Este rasgo coincide con una tendencia existente en el cine europeo contemporáneo, normalmente nos encontramos con films que se limitan a proponernos una historia y dejarnos que la reflexionemos tras su visionado, un ejemplo claro de este tipo de cine sería el director austriaco Michael Haneke (Funny Games 1997, Caché 2005).
Por temática y tratamiento existe otra película francesa que podemos relacionar con el film de Cantet, esta sería L´esquive (2003) de Abdel Kechiche. Los protagonistas de L´esquive también son niños de clase social media-baja de muchas razas u orígenes distintos, aunque la historia no coincide, hay algo que recuerda claramente a esta cinta y es la interpretación de los jóvenes (en la cinta de Kechiche mucho más agresiva quizás por no existir una figura adulta entre sus conversaciones normalmente), es espontánea y resulta exageradamente real, al finalizar la película pensamos: ¿Es interpretación o realidad? Y es que la sensación que nos deja es la de que han colocado una cámara, le han dado a grabar y todo lo demás ha surgido sólo, al igual que en La clase.
Cómo construir una realidad
El trabajo de los actores es algo peculiar. Cantet ha contado con François Bégaudeau, el escritor del libro en el que se basa la película, para el papel de profesor; los alumnos son jóvenes que asistían realmente a clase y fueron elegidos entre los participantes del taller de interpretación que Laurent Cantet impartió en el instituto Dolto; los padres de dichos alumnos eran en realidad sus padres. Esta sucesión de equivalencias en la realidad y en la cinta hacen de La clase una muestra muy fiel de la historia que cuenta, y llena a la película de esa magia y viveza que tiene, es por esto por lo que muchos la han considerado una mezcla entre documental y ficción.
La realización está en función de la historia y no la supera jamás, cuando están en la clase cuenta con planos muy cortos y en constante movimiento que incrementan la sensación de caos o inestabilidad del momento. Cantet planteó la grabación como si fuera un partido de tenis, contó con tres cámaras a la vez para grabar al profesor, a los alumnos que intervinieran y el resto de la escena respectivamente. Tanto música (muy poca) como fotografía son naturales, y al igual que la realización, en función de la trama.
Ponernos en sus lugares
Lo que más sorprende de La clase es que de un artificio pueda llegar a nacer algo tan real. La película no se reduce a contar la historia de “unos chicos malos que sacan de quicio a sus profesores” (a pesar de que pongan nervioso al espectador constantemente), Cantet va más allá, y nos llega a transmitir lo delicado de la educación, lo difícil de la toma de decisiones ya que nunca se sabe si se está haciendo lo correcto o porque al decidir algo se dejan fuera otras muchas cosas igual de importantes.
En consonancia con sus contemporáneos, el director francés no nos otorga respuestas, tan solo nos acerca un trozo de realidad de un aula parisina. Consigue que nos pongamos en el lugar de François y nos preguntemos si debería expulsar al rebelde y maleducado Souleymaine o darle una segunda oportunidad y luchar por él. Obviamente, ninguna de las dos respuestas es la acertada.
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